Por: Gustavo Adolfo Milla
“La historia es el pedestal del hombre donde está inscrito con cincel ante las páginas de la patria”.
El general don José María Medina nació en 1826, en Sensenti, que en esa época pertenecía al departamento de Gracias, (hoy departamento de Lempira) En la ciudad de este nombre contrajo matrimonio con la distinguida señorita Mariana Milla, pariente del ilustre escritor don José Milla.
El general Medina, durante su vida, manifestó siempre su predilección por la ciudad de Gracias; los habitantes de esa ciudad le correspondían con el cariño que siempre le profesaron y con el valor que combatían con él, cuando fue gobernante. Famosos eran, en ese tiempo, los soldados gracianos en Centro América, donde se les conocían con el sobrenombre de “los pericos”, por la divisa que siempre llevaban, que era una cinta de color verde, o una pluma de perico, a falta de ella.
El trato afable y carácter bondadoso del general Medina, le habían hecho obtener el aprecio y cariño de los gracianos; algunas veces, la ciudad de Gracias se convertía en la capital de la República. Por la residencia continua en ella del presidente Medina, que una vez, reunió el congreso en aquella ciudad.
El presidente Medina fue el primer gobernante de Centro América, que comenzó la construcción de un ferrocarril-nacional entre San Pedro Sula y Puerto Cortés. La guerra que hizo el presidente Dueñas de El Salvador, fue porque el general Medina sabía que aquel gobernante, celoso de que Honduras construyera un ferrocarril en Centro América, estaba preparando una guerra para obstaculizar el progreso del gobernante hondureño. Medina, pues, no hizo más haciendo caer al presidente salvadoreño.
Se ha formado en el país, una especie de leyenda negra, contra el presidente Medina, porque precisamente, los escritores y periodistas hondureños de aquel tiempo, don Álvaro Contreras, don Adolfo Zúñiga, don Ramón Rosa y otros, eran sus enemigos políticos, y contribuyeron a que se forjase esa leyenda, en descredito de aquel gran gobernante honrado y progresista.
Muchos tuvieron el honor de conocer a la viuda del general Medina, doña Mariana Milla, una noble y distinguida primera dama, que disfrutaba de un bienestar económico, era por los bienes que había heredado de su padre don Luciano Milla. El general Medina murió pobre, disponiendo en su testamento, que una parte de sus pocos bienes fueran entregados a la Municipalidad de Gracias, como una prueba de su afecto a la ciudad de su predilección.
Durante la administración del general Medina ingresaron al país, grandes cantidades de oro, del empréstito, que el gobernante obtuvo en Inglaterra, para construir el “ferrocarril-nacional; el general Medina, como gobernante probo y honorable, no invirtió esos recursos sino para los fines a que estaban destinados, construir el ferrocarril como fruto de sus luchas en beneficios colectivos entre los pueblos hermanos. La pobreza en que se hallaba, cuando murió, en la mejor prueba de que era un gobernante honrado, como lo habían muchos en Honduras. (Por ejemplo: el expresidente Dr. José Ramón Adolfo Villeda Morales, Azcona, Suazo Córdova y Carlos Flores. ¡“Hombres probos”!
El general don José María Medina fue fusilado, en unión de su amigo el general don Ezequiel Marín, el 8 de febrero de 1878. Siendo presidente Marco Aurelio Soto que le dio terraje a su féretro en dos partes, (fue un crimen)
Hay una reseña histórica que el primer empréstito que hiciera Inglaterra al gobierno de Honduras, fue de 150,000 libras de esterlinas en oro y al morir el general Medina se los robaron, que era para construir el Ferrocarril Transoceánico. El que estas líneas escribe es para resaltar la figura del general José María Medina. Fue un presidente honrado, no vende patria, mucho menos instalar ideologías utópicas ajenas a nuestra idiosincrasia.
Hoy comienza una nueva historia del “Ferrocarril-Transoceánico”, pues ya nombraron -presidente para dirigir el proyecto cumbre más grande de la historia de Honduras, desde el Pacífico al Atlántico, donde comienza el optimismo que prevalece sobre el escepticismo con el despertar de acrisolados horizontes maravillosos.
Excelentísima señora presidente de la República Xiomara Castro, con ese gesto de apertura del Ferrocarril-Transoceánico: Su excelencia es la nueva “historia”.
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